UN SILENCIOSO ENCIERRO
Había una niña que no sabí si era huerfana o tenia familia no sabía si tenia un pariente y no queria comentar a nadie ahora los recuerdod no presipitaban con su mente que la niña tenia que irse acostumbrando a quedarse con los viejitos, tambien se tenia que despertar a las 6.00 en punto o si no hacían con un bastonazo se precipitaban en las palmas de sus manos y desayunaban un vaso de agua con pan y luego limpiaban todos los cuartos de la casa, con excepcion también que otra vez de la puerta del cuarto de la anciana la niña podía escuchar extrañas oraciones cánticos raros y una vez le pareció escuchar que la vieja hablaba con diferentes voces o era eso o había alguien mas en la habitación.
Alguien con una voz grande y macabra por algun tiempo la niña creyó que podria soportar quedarse ahi, cuando le llego la noticia de la muerte de su tia Julia no pudo evitar sentir una rar satisfaccion lo que no explicaba era porque su pariente habia desidido hacerla su heredera y con ello, dueño de un edificio departamentos, un edificio en tan mal estado tambien Juliana hubiera podido pedir que le mandaran el cheque y no hacer caso a la invitacion entre revisas las pertenencias de la tia aquello que deseara quedarse.
Pero habia algo que qeria recuperar la calle y la colonia eran de las mas viejas de la ciudad, a Juliana le pareció extraño que el gobierno estuviera intentando remodelar. Aparentemente no solo estaba en los planes de ayudamiento acabar con el inmueble que era propietaria, tambien los dos edificios tambien fue un anciano el que le abrio la puerta principal pero no lo hizo inmediatamente medio sordo no habia escuchado el timbre la primera vez y con mas de 70 años arrastrando en las piernas, era natural su demora apesar de vivir en la planta baja, Juliana se presentó y el portero se sintió aliviado.